Ser salvaje es Cuestionarlo todo. No tragar entero. Leer mucho. Aprender y desaprender. Pensar en las que vienen y las que están. Abrazar la diversidad. Compartir mi conocimiento. Romper jaulas. Llevar mi termo a todas partes. Comprar a granel. Decir “sin bolsa por favor”. Conocer de dónde viene lo que consumimos y a dónde va a parar. Hacerme cargo de mis residuos. Perderme en la montaña. Quitarme los audífonos para escuchar. Cuidarme y cuidar. Caminar donde no hay senda. Inventarme otras maneras de vivir. Incomodarme e incomodar. Apoyar el trabajo de mis amigas. Participar en proyectos colectivos. Juntarnos a cocinar. Hacer mercado con mis propios envases. Comprar local. Preferir lo hecho en casa. Comprar menos pero mejor y hacerlo durar. Reparar antes de reemplazar. Rechazar lo que no necesito. Reutilizar, reutilizar, reutilizar. Creer en las segundas oportunidades. Saber que no puedo hacerlo todo pero puedo hacer algo. Nutrir mi curiosidad. Parar para contemplar. Encontrar belleza en lo simple, lo pequeño, lo complejo, lo inmenso. Vivir sabiendo que todo está conectado. Tejer redes. Crear espacios de encuentro. Ser polinizador. Ser tierra fértil. Ser semilla. Ser rizoma. Ser micelio. Ser manos jardineras. Ser libre por naturaleza.